miércoles, 29 de mayo de 2013

Bolivia, de Colchane a Potosi.

Bolivia nos ponía ansiosos. No sabíamos  bien a dónde nos metíamos; algunos nos advertían cosas feas y otros pocos  nos tranquilizaban contando cosas maravillosas.
Cambiamos algunos pesos chilenos por pesos bolivianos en Iquique (280 bolivianos por 20000 pesos chilenos por las dudas y nos fuimos con esos cambios repentinos de camino que contamos en el post anterior).


 La frontera de Colchane  nos confundió un poco, fuimos de un lado al otro hasta que los trámites estuvieron listos. A Morcilla también la confundió ya que vio dos llamas que se paseaban  sin complejos por el frente del auto y ella no sabe aun de qué se tratan esos perros peludos y gigantes con bolitas de lana colorida en sus orejas.


Salimos después de una hora y media.  Los papeles de los tres  estaban en regla y eso comprobaron los controles bolivianos que están mucho más seguido de lo que nos imaginábamos.
 Kilometro que andábamos, kilometro que señalábamos algo hermoso. El árido del desierto ya en los primeros tramos se convierte en tímido verde, pequeños ranchitos de adobe aparecen. Algunos habitados otros desmoronados, pequeños corrales de piedra y siempre, hasta en el más pequeño poblado una capilla se alza con humildad y decoro.


El camino es asfaltado su mayor parte, recordemos que íbamos camino a Oruro y teníamos claro que dormiríamos en algún lugar anterior para no llegar de noche a la ciudad desconocida – y temida- .De a poco notamos  que la gente respondía a nuestros saludos con una mirada fugaz pero respetuosa y sorprendida y a las preguntas que hacían también respondían con amabilidad. Entonces empezamos a relajarnos, a sentirnos más cómodos y la balanza se inclinaba hacia los que nos contaron cosas lindas de nuestro país vecino.

En Ancaravi hay un peaje (tranca), el primero. No nos cobraron coima de ningún tipo hasta ahora (que estamos en Sucre), en ningún momento. Desde ahí empieza el camino de tierra que esta bastante aceptable…hasta unos 20 km de Toledo que se pone bravo, muy bravo. Hasta los camiones bajaron la velocidad.


A Toledo llegamos cansadísimos, el camino nos había vencido más a nosotros que Tita. No sabíamos por donde entrar, el ingreso estaba como a la vuelta de donde llegamos.  Estaba todo apagado, muy poca gente al principio hasta que llegamos hasta la plaza. Ahí como siempre, encontramos la segunda opción para  dormir en los pueblos y ciudades donde no hay Copec: Ya no hay más Copec! Estamos en Bolivia!
Felices como lombrices nos comimos un platazo de Arroz y Pollo frito, el primero de lo que luego sería el plato fijo: riquísimo y contundente por 10 o 12 bolivianos. Dormimos panchos en Tita, los tres y al otro día, tempranito nos fuimos con termo y mate en mano a recorrer el pueblo. Absolutamente todos los habitantes que encontramos se mostraron muy amables y la Morcilla empezaba a cobrar una importancia aun mayor, todos los piropos iban hacia ella. 
  A la vuelta, mientras esperábamos que el sol desperece el motor de nuestro móvil preferido nos encontró Darío, oriundo de Oruro y habitante de Argentina años anteriores. La charla se tornó interesante y al despedirnos  nos dio 50 bolivianos de obsequio, con vergüenza no sabíamos qué hacer….pero él insistió y argumentó que Argentina le había dado mucho a él y su familia y era una forma de devolverlo.  Lo aceptamos, y nos emocionamos por su respuesta. Cada uno que saque sus conclusiones y reflexiones.
De Toledo a Oruro el camino esta muy bien, y llegando a la segunda hay un lago enorme, bello y lleno de flamencos.  Oruro no es lo más lindo que hemos visto pero fue el primer encuentro con la multitud después de los pueblos  atravesados. 
Empezó ahí la peripecia por conseguir combustible al menor precio posible: Para autos con placa boliviana el precio 3,70 y con patente extrajera 9,50.  Hasta el momento hemos pagado entre 3,70 hasta 9,50: hecha la ley, hecha la trampa, sin boleta a veces es conveniente para el extranjero y para el playero que lo pasa como precio normal y se queda con unos bolivianos extra.  En Oruro pagamos 5 bolivianos el combustible, almorzamos unas sopas de fideos rapiditas que nos salvan seguido y además nos encantan y le agregamos dos huevos: qué sabor y cómo rinden los huevos en Bolivia!!! Cambiamos  plata Argentina que el gato había ganado en La Rioja y nos sorprendimos de ver que nuestra moneda vale menos que la moneda boliviana: 1 peso boliviano son 0,75 pesos argentinos.
Con qué Alegría llegamos a Potosí! Los paisajes eran bellos, deslumbrantes y diferentes, Tita estaba andando óptima, nosotros estábamos descubriendo que los Bolivianos eran muy amables y que comíamos cosas riquísimas por el mismo precio que nos saldría cocinarlas, paramos en  un hotel por  primera vez por 100 bolivianos y nos bañamos con Agua caliente! 
Pufff qué más se puede pedir!? Estábamos más contentos que Morcilla con dos colas.



Además de contentos, agradecidos. Muy agradecidos por ser tan afortunados. Gracias Universo. Gracias.

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