miércoles, 24 de abril de 2013

Chi chi chi Le le le (parte 1)


Hola sssamigosss!!! Este e Quintín!
Bueno. Llevar adelante y al día un blog de viaje, aunque sea tan humilde y calsencillo como este es cosa golda. Cuesta encontrar el momento… y una vez que el momento dice “hola, que hace!?”, cuesta encontrar  el camino del relato cuando la mente es tan obtusa, je.
Sigamos.
 Después de cambiar unos pesos argentinos por monedas chilenas, partimos… al mar! El destino: Caldera. Los Copiapenses nos recomendaron que camino a este lugar nos desviemos un trecho hasta playa “La Virgen” y luego a Bahía Inglesa… y les hicimos caso.
El día estaba bien nublado y con una levísima llovizna; un día gris, que le dicen. Nos desviamos para La Virgen y tras cada duna rocosa que pasábamos esperábamos que apareciera el acuoso gigante. Apareció, pero no nos dimos cuenta. El muy turro se camuflo con el paisaje y cuando se dejo notar  fue como si ante nosotros la arena y las piedras tomaran vida y comenzaran a bailar… Que bailaban? No se. Pogo.


El mar no se dejaba ver, hasta que se dejo... se perdia entre tanto gris. Tita? Nostalgica.


Guaaa... (Primera expresión "frentum al marum")


Lo malo de dejar mucho tiempo la chata frente al mar es que, dicen, la sal corroe.


"Caminante no hay camino... baf!"

La Virgen es un lugar belio. Es una playa pequeña de arena blanca, como en forma de herradura y rodeada de peñascos. Estaba bastante frío como para quedarse rato asi que picamos al toque. Vale decir que además de peñascos, la playa esta rodeada de cabañas re paquetonas y caras como asado argentino. Esta es una playa salada…

 Cerquita, nomas, está Puerto Viejo; un pueblo muy raro. La poca gente que había nos miraba, pero no saludaba. 


Mas viejo que peludo, Puerto viejo!

Una fotito y a Inglesa.
Que sorpreson Bahía Inglesa! Ni que fuera Caribe! Bueno. No tanto, pero el agua es súper cristalina y la arena blanquísima. 


Luciendo un esturro. Sombrero tipico, tambien llamado sombreche.

Nos estacionamos sobre la costanera, frente a varios puestos de artesanos permanentes. Muchos muy simpáticos y otros no tanto. Es curioso eso… en algún momento nos explayaremos.
Pasamos la noche en el lugar y medio para el cu_o. Resulta que unos cinco perros que nos creyeron su familia se creyeron, también, que tita era su casa; por lo que se la pasaron la madrugada ladrando a todo el que se acercara a la camioneta. Esto armo revuelo nocturno con dueño de hotel, artesanos, carabineros, colmillos furiosos de Morcilla y todo.
De un momento a otro los perros se esfumaron y hubo paz. El detalle es que nadie se tomo la molestia de golpearnos la ventanita y contarnos la raíz de la cuestión. Así que dormir fue difícil después de tanto quilombo cerca nuestro y sin saber porque…


Quien sera el perejil/a que se hace el/la dormido/a para sacar la foto..?

Al otro día el gringuisimo dueño de un alojamiento se acerco a pedirnos que estacionemos en otro lugar para pasar la noche y nos conto bien lo que había pasado. Gracias.
Conocimos, pasado el incidente a Rodrigo y Rodolfo; dos copadísimos chamigos que nos regalaron una tarde de palabras y una noche de ducha y sueño en una de las habitaciones que le alquilaron al hotelero que nos corrió por la mañana.  



Gracias, muchachos! Fueron ustedes la inauguración de nuestra vida social en Chile, podría decirse.
Mates por la mañana y ahora si a Caldera.
La playa de Caldera tiene una característica que te entra por la nariz… y es que el puerto esta ahí, in situ. Allí los peces vuelan; vuelan hechos aroma. No es una playa bonita y no tiene porque serlo. Su encanto va por otro lado.
Buscando algún lugar para parar, la dueña de un bar nos sugirió almorzar allí argumentando que se trataba de un lugar con las cuatro “b”: bueno, bonito, barato y bundante. Jo!
Paramos frente al puerto, sobre la puerta de un museo paleontológico y una exposición permanente que muestra los personajes históricos de la ciudad, y restos de lo que fue la primer vía férrea sudamericana. Interesting.
Próxima parada: Chañaral.
El camino muy lindo, a decir verdad. Paramos un rato para descansar  y aprovechamos para darle un regalo al paladar: Chuchoca doublé aje (algo así como polenta con doble ración de ajo). Receta de la gata. Nos chupamos los dedos y seguimos viaje. De Caldera a Chañaral no hay mas de 100 km. Pero a nuestro ritmo siempre hay tiempo para descansar.
Chañaral nos encanto… pese a que no visitamos su costa. Nos quedamos en el pueblo.
Nos bajamos de tita y fuimos a comer algo a la plaza y nos sorprendió ver tantas patinetas juntas en un pueblo que… bueno, no pintaba de esa manera. Había como 20 o mas pibes y no tan pibes castigando barandas y cajones; Ellos nos indicaron otra pequeña plaza que finalmente fue el lugar elegido para pasar la noche.
La calle céntrica y las viviendas en gral. Eran encantadoras, súper coloridas, y la gente sencilla y aparentemente medio vaga, ja; Ya que había cartelitos ofreciendo trabajo por todos lados y muchos ponían como requisito fundamental las ganas de trabajar. Harrrmoso Chañaral!


El faro de chañaral. Las escalinatas permanecen cubiertas por una alfombre de vidrios rotos; prueba de que quizas son usadas hoy en dia pa´ juntarse a chupa´.



Chañaral esta pleno de edificaciones de madera, sin verguenza de mostrar sus añitos. Muchas de ellas, parecen al menos, deshabitadas. 


Después de Pasar la noche en la placita frente a carabineros, pelamos el mapa (figuradamente ya que los mapas no se pelan) y señalamos el “Parque nacional Pan de Azúcar”. Lo hicimos con dudas e incertidumbre… creo que hasta ese momento todo era así. Pan de azúcar nos iba a traer gratas sorpresas.

Llegamos allí y fue diferente a lo que esperábamos… creo. Una Playa larga y con zonas bien rocosas. El agua de un agradable color. Como veinte casitas en dos o tres filas apuntando al mar; bien cerquita. Tres restaurantes. Muchos techitos con asador y una casilla de información… todo mas o menos igual de vacío. Estábamos en Caleta Pan de Azúcar.


Caleta Pan de Azucar. 

Del restaurant mas cercano a nosotros salió una mujer muy simpática que nos conto  como era la bocha. Antes de decidirnos que lugar ocupar (esta dividida en dos campings la playa) nos fuimos a conocer el mirador del parque. En el camino conocimos a una pareja chilena que se sumo al paseíto. El mirador: ESPECTACULAR. Ya llegando al parque alcanzábamos a ver lo imponente de la isla pan de azúcar (principal atractivo del parque), pero desde las alturas la belleza era bochornosa.


Desde el mirador la cosa se pone requete way.



Ray Charles no sabe de identidades.


Hinche mucho los huevos con este lagartito como para no subir la pobrisima foto que le tome.

Acto seguido de subir al mirador, bajamos.
Como si nos sobraran morlacos nos damos nuestro primer lujo: paseo en lancha! Siii! Fuimos a darle una vuelta a la isla pan de azúcar en un lanchón para veinte.


El pibe chocho! Ignora la cara que porta.


Con justicia la Flor me retaria por esta foto. "Boludo! Podria estar en la calle con un salvavidas y es lo mismo!". No importa, amor. Los dos sabemos que estabas en el mar.


Les saque 32542365427182365 fotos a los pinguinos... y todas furon de malas para abajo...


Lo mojado de la roca deja ver el oleaje que habia. Hay hay haaayyy!

Pasamos esa noche bien tranquilos y contentos.
Al otro día conocimos a una pareja de locos viajeros: Cristian y Maca; E hicimos buena relación con la mujer del restaurant con la que charlamos el primer día. Tan buena relación hicimos que la flor, debido a que estábamos en fin de semana, se hizo cargo de garzonear en el Resto. Con lo que le gusta! (posta). Yo, por otra parte, me arme un puestito con el macramé y la henna. Esa noche en la que supuestamente  iba a empezar a repartir tatuajes por la caleta… no hubo tatuajes pero si hubo congrio, piure, cerveza y vino… tal vez más vino y cerveza que pescado. La cuestión es que la pasamos de rechupete! La Vero (jefa), el Satu (su marido), Miguel (buzo de la caleta), Cristian, Maca, la Flor y yo pasamos una noche maravillosa!
Al día siguiente la Flor volvería a garzonear y yo me desempeñaría en varios frentes, je… seguí con el puestito y además destripe congrio y me ocupe de que los baños estuvieran bien limpitos. Una ganga! Fue un día tan lindo como particular.


El bueno de Matias me enseño algunos movimientos.

Por la noche… asado! Un asado y choripanes hechos en comunidad, entre todos.
El cuarto día lo usamos para pasear un poco más y antes de la partida, un almuerzo con nuestros nuevos amigos: La Vero y el Satu. Como agradecerles tantos mimos!? El Satu frio jurel e hirvió loco para que nosotros nos despancemos de placer. Después de la comilona, la despedida.


Postal. Gentileza de "La gata grandes tomas".


... Y una mañana alguien causo revuelo entre los visitantes. No se presento, pero tiene cara de Victor.



Estos animales son fascinantes. Llevan consigo un encanto cuasi prehistorico; cuado alzan vuelo cortan el aliento.

La morsa pronta a masticar el adorno gatuno.


Cristian guitarreando y Maca cantando.


El Satu fileteando el pescau que luego comeriamos. Los pelicanos expectantes. Era increible tener esos bicharracos ahi al ladito!



Gracias, Verito!!! Fue un placer!

Caleta Pan de Azúcar nos hizo mucho bien… nos fuimos de ese lugar respirando Chile de otra manera. Gracias, Verito! Gracias, Satu! Gracias, Miguel!
No podemos despedirnos de este post sin prometer mas regularidad y comentarles el sueño que tenemos; bueno… la Flor esta mosca. Decía: mas regularidad a la hora de compartirles lo bueno que se esta poniendo esto. Estar de viaje se mastica día a día y el gusto es medio raro… como miel, pero mejor.
Saludos y besos y abrazos y cascotazos a todos!!!

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